Revolución en las liquidaciones del IVA

Nueva iniciativa del Ministerio de Hacienda encaminada a perseguir el fraude fiscal. En esta ocasión, el que se produce con las liquidaciones del IVA. Para evitarlo, el Gobierno va a poner en marcha un nuevo sistema de gestión de este impuesto para los grandes contribuyentes que le permitirá controlar de forma piramidal el resto de la actividad económica, de forma que conociendo esta trayectoria pueda detectar de manera más rápida y eficaz los potenciales casos de fraude. La forma de hacerlo será obligar a las grandes empresas a informar casi en tiempo real por vía telemática a la Agencia Tributaria de las operaciones que realicen (en la actualidad, se realiza una liquidación anual de estas transacciones), que suponen un 80% del total de la facturación de los sujetos pasivos del IVA. El resto de los contribuyentes podrá acogerse voluntariamente a un sistema que estará plenamente operativo en el año 2017.

El aumento de los controles preventivos para evitar el fraude y de la información en manos de la Agencia Tributaria está siendo el hilo conductor de las medidas que está adoptando el Ministerio de Hacienda para reducir el fraude fiscal. Se estima que estas prácticas ilegales han provocado un quebranto de 63.500 millones de euros a las arcas públicas en los últimos cinco años. Una estrategia que parece bien enfocada pero que deberá ofrecer resultados palpables a corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta los costes de adaptación a este nuevo sistema que van a tener que asumir las empresas. Satisfacer la exigencia de Hacienda de comunicar con un máximo de cuatro días de retraso las ventas realizadas implicará para las compañías afectadas una costosa inversión, aunque los responsables de la Agencia Tributaria asegurasen ayer que a medio plazo se reducirán las cargas formales de estas obligaciones tributarias, ya que se suprimirá la obligación de presentar las declaraciones informativas del IVA que realizan las empresas en la actualidad. Más beneficioso será que se cumpla la promesa de que, puesto que la administración tributaria dispondrá antes de la información, también las devoluciones a los contribuyentes se agilizarán, como sucede ahora con el IRPF.

Las mejoras tecnológicas son fundamentales para la creación de un sistema fiscal moderno que no sea una carga excesiva para los contribuyentes. Pero, a su vez, tendría que conllevar una rebaja permanente de la elevada presión tributaria que las empresas y los consumidores están soportando.

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