Los asesores fiscales temen la fuga de muchas grandes fortunas de Euskadi

"En la próxima declaración de Patrimonio habrá muchos sustos y las grandes fortunas van a plantearse muy seriamente que es el momento de cambiar su domicilio fiscal a Madrid". El comentario, a pie de calle y de esta misma semana, corresponde a uno de los asesores fiscales con más años de experiencia y prestigio de la capital vizcaína. Y es que aunque en los últimos meses el debate se ha centrado en la reforma del IRPF y Sociedades que aún está en tramitación en las Juntas Generales -salvo en el caso de Bizkaia, que ya ha la ha aprobado-, el primer impacto que van a experimentar los contribuyentes de rentas más altas es la entrada en vigor el nuevo Impuesto sobre el Patrimonio. Y, efectivamente, algunos aún no saben lo que se les viene encima. La declaración de Renta con la nueva legislación no se practicará hasta la primavera de 2015. Sin embargo, a partir del próximo mes de mayo, las declaraciones de Patrimonio tendrán que efectuarse de acuerdo a una normativa a probada en 2012 y que ha supuesto, a decir de los entendidos, una revolución. El texto aprobado en Bizkaia y Álava ha desmontado la práctica totalidad de los trucos -las "estructuras", como se llaman en el argot al uso- generadas en el pasado para reducir la factura de ese impuesto que penaliza la acumulación de propiedades. "Y no han dejado ni un hueco", aseguran los que se gana la vida, precisamente, construyendo esas "estructuras". De ahí que cuando en los próximos meses las principales fortunas de Bizkaia y Álava vean su particular factura del Impuesto de Patrimonio, el mal humor en el colectivo crecerá de forma exponencial. En el caso de Gipuzkoa la situación es diferente. La legislación del territorio en esta materia sigue siendo un auténtico colador repleto de agujeros, pero va a castigar sin piedad a los propietarios de las empresas familiares, al tiempo que roza la confiscación. Si en Bizkaia y Álava la suma del IRPF y Patrimonio no puede superar el 60% de los ingresos anuales del contribuyente, en el caso de Gipuzkoa no tiene freno. Así las cosas, puede darse el caso de que alguien pague más impuestos en un año de lo que ha obtenido como renta en ese ejercicio. Ambas situaciones, una legislación rígida o confiscatoria, suponen, insisten los expertos, razones más que de peso para que el que pueda 'emigre', aunque sea desde el punto de vista legal. Si durante décadas muchas fortunas han mantenido su residencia legal en el País Vasco a pesar de tener fijada su domicilio familiar en Madrid, para aprovechar una legislación en el Impuesto de Sucesiones más benevolente, ahora le flujo puede darse la vuelta. Y es que las diputaciones vascas también han acabado con el "gratis total" para las herencias en primer grado -de padres a hijos-, lo que ha eliminado uno de los pocos 'ganchos' que quedaban para retener a estos contribuyentes que, precisamente, son los que más facilidades tienen para moverse. Madrid no tiene Impuesto de Patrimonio y la deducción en Sucesiones es prácticamente total. Si baja la recaudación, algún político sesudo dará la solución: que los ciudadanos que se queden en el País Vasco, porque quieran o no puedan moverse, paguen más.

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