En el último tramo del año 2010 la buena racha que las diputaciones arrastraban en materia de recaudación fiscal se torció. La explicación no está aparentemente vinculada a un retroceso de la economía vasca en ese periodo -las estadísticas de evolución del PIB dicen lo contrario-, sino al importante aumento de los aplazamientos concedidos por las haciendas forales a los contribuyentes; especialmente, a las empresas. La solicitud de aplazamientos de pago se ha disparado conforme avanzaba la crisis y como consecuencia de un diabólico efecto combinado entre el descenso de ventas de las empresas y el estrechamiento del flujo financiero de los bancos. Una mezcla explosiva que ha generado importantes tensiones de tesorería en buena parte de las compañías que encuentran en esta 'solicitud de crédito' a Hacienda una válvula para obtener oxígeno. Al finalizar el pasado año, las haciendas vascas tenían aplazamientos concedidos por un importe de 497 millones de euros, lo que supone un aumento de 150 millones en comparación con la situación que existía un año antes. El reparto de esos aplazamientos por territorio sigue una senda paralela al peso de la economía de cada uno de ellos. Así, Vizcaya los tiene concedidos por importe de 265 millones de euros; 165 corresponden a Guipúzcoa y 67, a Álava. El consejero de Economía del Gobierno vasco, Carlos Aguirre, acompañado por la consejera Mendia, y los diputados generales de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa -José Luis Bilbao, Xabier Agirre y Markel Olano, respectivamente- se reunieron ayer en el seno del Consejo Vasco de Finanzas para liquidar las cuentas de las instituciones correspondientes al pasado ejercicio. Subida, pero menos El año 2010 finalizó con unos ingresos por recaudación de impuestos de 11.700 millones de euros, lo que supone un aumento del 8,4% en comparación con lo que sucedió en el ejercicio de 2009. A pesar de que la evolución es positiva, el resultado ha dejado un gusto amargo en el seno de la Administración vasca, ya que las estimaciones que hicieron los responsables forales hace tan sólo cuatro meses, a mediados de octubre, eran algo más positivas. Se esperaba entonces superar esa tasa de crecimiento en un punto adicional, lo que hubiese permitido alcanzar una recaudación ligeramente superior a los 11.800 millones. Aunque se ha superado en 325 millones de euros la cifra estimada en los presupuestos de las instituciones vascas para 2010, las cifras son una clara demostración de que la crisis aún está lejos de superarse. Los ingresos reales del pasado ejercicio son inferiores, por ejemplo, a los que las tres diputaciones alcanzaron en el año 2006, cuando no se había agotado aún la senda de crecimiento de la economía. El comportamiento de los diferentes impuestos a lo largo del año tiene zonas positivas y otras, muy negativas. En el primer segmento hay que colocar la evolución del IVA, auténtico termómetro del consumo, que ha experimentado un alza del 28%. Una parte importante de este tirón se debe no tanto al crecimiento del consumo sino a la elevación de los tipos del impuesto, que entró en vigor el pasado mes de julio. El Impuesto sobre la Renta ha tenido un modesto crecimiento del 3,8%, a pesar del aumento experimentado por los tipos aplicados a las retenciones, lo que refleja la atonía en el mercado laboral y también la congelación de las rentas de los contribuyentes. En este capítulo es de destacar el descenso del 15,6% que han experimentado los ingresos por operaciones mobiliarias -intereses de cuentas, dividendos de sociedades, etc.-, como consecuencia directa de la crisis. Por su parte, el Impuesto de Sociedades reflejó un retroceso del 19,9%, en línea con la caída de los beneficios de las empresas. Por territorios, Álava experimentó el mejor comportamiento con un aumento de sus ingresos fiscales del 9,5%, frente al 8,7% de Vizcaya y el 7,4% de Guipúzcoa. Sin polémica Markel Olano y Xabier Agirre aprovecharon su comparecencia tras la reunión del Consejo de Finanzas para desactivar la polémica que han protagonizado en las últimas semanas los diputados de Hacienda de Guipúzcoa y Álava, en torno a la recaudación producto de la lucha contra el fraude.Olano aseguró que «no iba a añadir ni una gota más de agua» a lo que calificó como «una tormenta en un vaso de agua», si bien Agirre aclaró que la polémica surgió por una diferente metodología al valorar la recaudación. «Si se tienen en cuenta criterios de cálculo similares -dijo- las cifras se ajustan a una situación normal».
Los aplazamientos de pago lastran la recaudación fiscal de las diputaciones.
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