Las diputaciones parecen dispuestas a eliminar las ventajas fiscales que tenían hasta ahora las Sicav, las sociedades en donde se refugian las grandes fortunas para maximizar los rendimientos de sus inversiones. Estas sociedades pagan tan sólo el 1% en impuestos por los rendimientos que obtienen cada año y, si se aprueba definitivamente la medida, pasarían a hacerlo al 20%. Las haciendas forales y el Gobierno vasco analizarán este asunto la próxima semana en una reunión extraordinaria del Órgano de Coordinación Tributaria. Aunque en la Diputación de Guipúzcoa dan prácticamente como seguro este "desmontaje fiscal" de las Sicav, en el resto de los territorios prefieren ser más cautos. Hay voluntad de hacerlos -si se hace será todos a la vez, matizaron-, al mismo tiempo que se ha extendido la idea de que el Gobierno central también va a ceder a las presiones que, en este mismo sentido, ha realizado Izquierda Unida para respaldar los Presupuestos del gabinete de José Luis Rodriguez Zapatero. Hasta ahora, al menos, la posición de elevar la tributación de estas sociedades había sido rechazada con rotundidad por la vicepresidenta Elena Salgado, que lo consideraba un peligro ante la posibilidad de que los propietarios de los patrimonios sitúen fuera de España estas sociedades. Irlanda, Luxemburgo, Inglaterra, Francia y Holanda conceden a las Sicav la posibilidad de operar sin pagar impuesto alguno. En la actualidad existen en España 3.400 sociedades de este tipo, que gestionan un patrimonio valorado a finales del pasado mes de junio en 24.600 millones de euros. Algunas fuentes apuntan a que el 10% de este monto está gestionado por Sicav que tienen su sede en el País Vasco y, de forma mayoritaria, en Vizcaya. Oficialmente hay 439.000 socios o inversores en ellas, pero la picaresca legal convierte esa cifra en algo virtual y poco riguroso. Para poder crear una Sicav hay que cumplir dos condiciones: aportar un capital mínimo de 2,4 millones de euros y tener no menos de 100 socios. Lo cierto es que en un altísimo porcentaje estas sociedades son individuales o, a lo sumo, vehículos de gestión de patrimonios familiares. Por eso, la mayor parte de los socios que figuran nominalmente en ellas son de "paja" y coinciden, en muchos casos, con los empleados de las gestoras de patrimonios que se hacen cargo de la operativa de las Sicav. La ventaja con que cuentan frente a quienes gestionan su patrimonio a título individual es indudable. Y ello porque consiguen retener y tienen capacidad para volver a invertir el 99% de las plusvalías obtenidas cada año, mientras que un contribuyente sólo puede quedarse con el 82%. En el futuro, incluso, menos. La tributación de las plusvalías en el País Vasco pasará del 18% actual hasta el 20%, a partir del próximo 1 de enero.
Las diputaciones, dispuestas a subir los impuestos a las sociedades de las grandes fortunas.
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