Alemania ha decidido abanderar la cruzada europea contra el secreto bancario y los beneficios fiscales a la inversión extranjera de Suiza. Hasta el punto de que su ministro de Finanzas, Peer Steinbrueck, ha reclamado a la OCDE, institución encargada de elaborar desde finales de la década pasada, a instancias de EEUU y la UE, la inclusión de Suiza en su lista negra de territorios y Estados con "prácticas tributarias dañinas". De hecho, Steinbrueck, sobre quien recayó parte de la responsabilidad política del caso de evasión fiscal que afectó a comienzos de año a 200 grandes fortunas germanas - entre otras, las del ex presidente de Deutsche Bank, Klaus Zumwinkel, sobre la que se gestó la operación antifraude de las autoridades de Berlín -, ha generado con su petición un altercado diplomático. En primer lugar, con su socio del eje europeo, Francia, que no contempla la opción suiza en su propuesta de endurecer las sanciones contra estos territorios dentro de la cumbre e líderes mundiales para discutir la crisis financiera global en Washington. En segundo término, de sus vecinos, Austria, Liechtenstein, Suiza y Luxemburgo. Los tres últimos con tratamientos fiscales favorables a la entrada de capitales foráneos. Las delegaciones oficiales de responsables económicos de estos cuatro países no acudieron finalmente "por problemas económicos en nuestras fronteras" a la conferencia en la que Steinbrueck manifestó su intención de combatir la legalidad de zonas que practican lo que denominó "competencia desleal". Por su parte, Eric Woerth, ministro galo de Presupuestos, calificó el planteamiento del titular alemán de Finanzas como una definición "muy estrecha" del fraude de impuestos. En línea con la pretensión del jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy, de que la OCDE se ciña a actualizar en una lista negra los territorios dañinos y en otra verde aquéllos que realizan progresos para eliminar su condición de paraísos fiscales. En la propuesta del Elíseo se han filtrado algunos territorios a los que París desea estrechar el cerco, como Islas Caimán o Mónaco e, incluso, Singapur y Hong-Kong, pero no se baraja la opción suiza. Sin embargo, y pese a la dura oposición de varios socios europeos, Steinbrueck fue más allá en su alegato contra la Confederación Helvética, y precisó que estudia implantar instrumentos de control y supervisión para salvaguardar el sistema financiero germano frente a sus vecinos, una alusión velada también a Liechtenstein y Luxemburgo. En concreto, citó la posibilidad de limitar las deducciones tributarias de algunos gastos empresariales con vínculos en paraísos impositivos que rechacen la firma del protocolo de la OCDE. Las leyes impositivas y el secreto bancario de Suiza siempre han estado detrás de la oposición de Berna de adherirse a la UE. El enorme peso del sector financiero en una economía altamente bancarizada como la suiza y el temor a armonizaciones tributarias en la Unión han impedido su incorporación. Liechtenstein fraguó sus privilegios fiscales en 1717 tras la desintegración del Sacro Imperio Germano. Efectos de las fugas de capitales. Alta concentración de riqueza. La OCDE estima en una cantidad entre 5 y 7 billones de dólares las fortunas invertidas en paraísos fiscales. Cifra que supone el 13% del PIB global y supera 5 veces el capital acumulado en ellos hace sólo dos décadas. La evasión fiscal, incluidos los centros off-share, sobrepasa ya los 255.000 millones de dólares anuales. Zona de riesgos geoestratégicos. Los organismos multilaterales no sólo juzgan estos territorios como zonas que promueven fugas impositivas. También los señalan como focos de contagio de crisis financieras y áreas proclives al crimen organizado, narcotráfico y, en ocasiones, al terrorismo. Captan al año más de 600.000 millones de dólares. Daño a las arcas industrializadas. El Tesoro americano deja de percibir entre 70.000 y 100.000 millones de dólares al año, según admite la CIA, por evasiones tributarias. El agujero tributario británico se evalúa en 50.000 millones de dólares, afirma Tax Justice, entidad que contabiliza 72 paraísos fiscales, en una fase de déficit presupuestario por la crisis. Renta per cápita desvirtuada. Los datos de renta per cápita global eligen a Bermudas como el territorio con más poder adquisitivo por habitante. O a Islas Caimán como el quinto centro financiero mundial, al manejar 1,4 billones de dólares de activos bancarios. Las Islas Vírgenes lidera la lista de empresas registradas con 700.000 firmas.
Alemania reivindica que Suiza se sume a la lista de paraísos fiscales.
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