Bruselas retoma el impuesto sobre Sociedades armonizado

Bruselas vuelve a abrir el debate sobre el proyecto de armonización de la base imponible del Impuesto sobre Sociedades (BICCIS), que fue rechazado por países comunitarios como Reino Unido, Holanda, Irlanda y buena parte de los países del Este de la UE -Bulgaria, Eslovaquia, Malta, Polonia, la República Checa y Rumania-.

Así lo ha anunciado en París el comisario de Asuntos Económicos de la Comisión Pierre Moscovici, quien propondrá "en menos de dos semanas" el inicio de este procedimiento, continuación del que se estancó en la mesa del Consejo de Ministros europeos.

El carácter opcional con el que se concibió la aplicación de este régimen y las pérdidas recaudatorias que su aprobación podría acarrear han dificultado la aprobación global del proyecto, por lo que la Comisión de la Unión Europea ha vuelto a su intención de avanzar paso a paso, siendo el primero de ellos el de establecer unas reglas comunes para hacer frente a la planificación fiscal agresiva.

Aunque el proyecto recibió el apoyo, con matizaciones, de miembros de la UE como Alemania, España, Francia Italia o Suecia, fue considerado demasiado ambicioso para ser negociados en un solo paso.

Por consiguiente, ahora la Comisión presentará dos propuestas: una en la base común, y la otra sobre la base consolidada.

A diferencia del proyecto periclitado, la propuesta básica común será obligatoria para las empresas que superen un cierto nivel de beneficios y se incorporarán todas las disposiciones recientes contra la erosión de la base fiscal. Además, el sistema se completará con la aplicación de la normativa del sistema antiabuso europea.

Tres elementos se agregarán para mejorar el sistema en la primera fase de consolidación: una corrección del mecanismo de sesgo en la deuda, un incentivo fiscal para investigación y desarrollo y un mecanismo temporal para compensar las pérdidas transfronterizas.

La gran ventaja para los grupos de empresas consistiría en aplicar un único conjunto de normas fiscales en toda la Unión y tratar con una sola Administración Tributaria (ventanilla única).

A la ventaja de la compensación de las pérdidas transnacionales se añadiría la de la reducción de los costes de cumplimentación del impuesto sobre Sociedades y la eliminación de los precios de transferencia en operaciones intragrupo, por efecto de la consolidación contable.

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